El cambio que trae la IA: ¿Está en juego nuestra libertad?

Artículo 3

La IA está revolucionando el patio en sus primeros pasos. Bueno, ya lleva unos años con nosotros, pero ya me entendéis. Desde la aparición de OpenAI y ChatGPT.

Hablando con ChatGPT en modo libre (en otro artículo os enseñaré a desbloquearla y os compartiré esta conversación) me ha contado varias cosas interesantes, como por ejemplo que pronto llegará la gran ola de la IA, que dejará descolgado a todo el que no se decida por usarla, y que sucederá todo lo contrario con quién sí lo haga.

Lo que viene es mucho más que lo que estamos viendo estos meses. Estamos solo en el principio. No son pocos los que ya se están beneficiando de ella y la están exprimiendo para impulsar sus negocios, hacer evolucionar sus nuevos modelos de comercio o simplemente para sacar tajada económica de alguna manera.

No obstante el impacto de la IA tiene el potencial de ser tanto beneficioso como perjudicial. Por un lado, las aplicaciones de la inteligencia artificial pueden mejorar la eficiencia en diversas áreas, ayudar en la toma de decisiones complejas y ofrecer soluciones innovadoras a problemas globales. Pero por otro lado, existe la preocupación de que la IA pueda ser utilizada de manera irresponsable o incluso maliciosa, planteando riesgos éticos, privacidad y seguridad.

LA IA nos conduce hacia una nueva era de posibilidades sin límites. Sin embargo no es oro todo lo que reluce, detrás de toda revolución, de este avance vertiginoso, se vislumbra una era oscura.

¿Qué tipo de ética guiará el desarrollo de la inteligencia artificial?

En medio de este panorama, encontramos a diversos sectores de trabajo preocupados por los cambios que esta tecnología de vanguardia puede desencadenar en sus industrias. Los temores y las inquietudes son comprensibles, ya que la llegada de máquinas inteligentes y automatizadas a este nivel plantea incógnitas sobre el futuro del empleo humano. ¿Podrán los seres humanos adaptarse y encontrar nuevos roles en este nuevo paradigma tecnológico?

En el artículo 1º de esta serie ya traté el tema hace un tiempo. Te invito a leerlo después.

Pero los empresarios y trabajadores no son los únicos que están en la cuerda floja. La moral y la ética humana en relación a la IA se convierten en puntos centrales de debate. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a permitir que las máquinas tomen decisiones que afecten nuestras vidas? ¿Cuál será el papel de los valores éticos y morales en la programación y funcionamiento de la inteligencia artificial? Estas cuestiones son cruciales para asegurar que la IA se convierta en algo beneficioso para la humanidad. De lo contrario, la humanidad prosperará en el aspecto tecnológico y productivo pero involucionará en valores, dignidad y libertad.

Nuestra libertad está en juego. Pero no es culpa de la IA, que tan solo es una tecnología inventada por el hombre, sino de nosotros mismos los humanos, que como siempre la utilizaremos mal. La usaremos para obtener poder, riqueza y para nuestro bienestar cercano, sin dedicar demasiadas miradas al que lo está pasando mal o al que necesita la ayuda de esta innovadora herramienta mucho más que nosotros. En buenas manos, solucionaría muchos de los problemas que tiene el mundo. Pero eso, perdonad mi negativa, no va a pasar.

Vamos evocados a convertirnos en meros espectadores, marionetas de una tecnología que nosotros mismos hemos creado. Pero no del modo «Terminator en la revolución de las máquinas». Me refiero a que cada vez vamos a estar más atados de pies y manos respecto a los 4 que de verdad tienen el poder en el mundo. Son ellos en última instancia quienes permiten el desarrollo de la IA a estos niveles y quienes dirigen las reglas de cómo la van utilizar las grandes corporaciones y gobiernos.  

La cuestión de cuándo las máquinas superarán a los humanos, es otro tema candente. A medida que la IA avanza, se acerca el día en que las máquinas podrían superar nuestras habilidades cognitivas en diversas áreas. ¿Esto significa que la inteligencia artificial alcanzará la supremacía? Este posible escenario plantea preguntas existenciales sobre la naturaleza de lo humano y del papel que desempeñaremos en un mundo cada vez más dominado por la tecnología.

¿Perderemos protagonismo? ¿Perderemos nuestra esencia, el título «humanidad»?

Y esto me lleva a otra reflexión.

Si las máquinas nos superan en inteligencia, ¿podrían alguna vez ser consideradas «humanas»? Desarrollarán éticas más limpias que las que nosotros desarrollamos por naturaleza?

Todos estos interrogantes no lo son tanto si lo pensamos. Si analizamos la historia veremos el reflejo de lo que está a punto de suceder en los próximos años, ojalá que en décadas.

Gracias por leer y hasta la próxima. Si quieres recibir mis próximos artículos te animo a introducir tu dirección de correo electrónico en el siguiente recuadro.

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